Translate

domingo, 12 de mayo de 2013

ESCUCHAR A MOZART de Mario Benedetti (reescrito por Andrea Pinto en el 2001)


-->


Escuchar a Mozart era tan placentero para ti, tan relajado... pero, ahora, sin embargo estas metido en tu propio hoyo, estas metido y aprisionado en tu maldita conciencia que ni mirar a los ojos de tu esposa ni de ti hijo puedes, ni decir palabras sinceras, ni expresarte libremente, porque tus actos apestan, te dejaste llevar por el miedo y ni siquiera sabes quien eres, sabes que haces?, no, ni siquiera tu propia sombra te hace pensar. Tu esposa te dijo alguna vez que lo dejaras, pero tú, como lo ibas a dejar? Era tu deber y tu inerte trabajo. Ahora ya no entiendes que es moral y ni siquiera te entiendes ni sabes que eres; lo que sí sabes es que el maldito Coronel no te dejará en paz, y que tampoco se meterá en trabajos sucios porque tú y tus compañeros son los manipulados por él. Lamentablemente llegas a tu casa exhausto, tenso, alterado y a la vez asfixiado de ti, escuchas el silencio y pones para aliviarte a Mozart, pensaste que sería lo mismo: relajante y placentero, pero ahora no lo puedes escuchar porque la música, los violines y todo lo demás se vuelven cada vez más agonizante y ingresa a tu cabeza, luego entra en tu mente y es inevitable poder escuchar los sufrimientos, los gritos de los malditos presos, dirías tú, y... apagas la música, ya no puedes pensar y prefieres no hacerlo. Después de una larga pausa tu hijo de ocho años llega a tu casa, se acerca, es irremediable no lo puedes ver, peleas contigo mismo, al final de todos tus esfuerzos lo miras, con esa mirada hipócrita, despreciable, fingiendo que todo esta bien y que él nunca se enterará de lo que haces, pero no te lo esperabas que tu hijo comenzaría a preguntar, tu comienzas a darle excusa, te quedas atónito, la vedad es que no te lo esperabas, pues han cambiado los roles, tú ya no era el que preguntaba.